Teología – Ecología

La Ecología nos recuerda la necesidad de articular una reflexión coherente; es decir, un logos sobre la casa cósmica en la que se desarrolla la peripecia de la vida en general y de la vida humana en especial. El estudio de las relaciones del ser humano con la comunidad biótica y su “soporte” cósmico habría de suscitar necesariamente un sentimiento nuevo y una reflexión sobre las responsabilidades éticas que al ser humano le corresponde con relación al planeta y a sus habitantes. Apostamos por una Ecopatía o nueva sensibilidad ante la casa cósmica de la vida y por una Ecoética que incluya, tanto la reflexión como las directrices prácticas sobre los deberes morales, en la relación del ser humano con su ambiente.

Si se coloca entre paréntesis la relación con Dios, la naturaleza pierde su significado profundo, se la empobrece. En cambio, si se contempla la naturaleza en su dimensión de criatura, se puede establecer con ella una relación comunicativa, captar su significado evocativo y simbólico y penetrar así en el horizonte del misterio, que abre al hombre el paso hacia Dios Creador de los cielos y de la tierra.